
Catedral de Cádiz (exterior)
La Catedral de Cádiz, situada en el casco histórico de esta ciudad andaluza, es uno de los monumentos más emblemáticos de la región. Su construcción comenzó en 1722 sobre los restos de una antigua catedral gótica, y no se completó hasta 1838, lo que explica la combinación de estilos arquitectónicos, principalmente barroco y neoclásico.
También conocida como la «Catedral Nueva», su imponente fachada de piedra arenisca contrasta con su cúpula recubierta de azulejos dorados, que brilla con la luz del sol y se ha convertido en uno de los símbolos de Cádiz. El templo fue diseñado inicialmente por Vicente Acero, aunque varios arquitectos participaron en el proyecto a lo largo del tiempo, introduciendo modificaciones que enriquecieron su estructura.
El interior es amplio, luminoso y solemne, con una planta de cruz latina, numerosas capillas laterales y un impresionante altar mayor. Destaca el coro, tallado en madera, y la cripta, donde descansan los restos del compositor Manuel de Falla.
La torre del reloj ofrece vistas espectaculares de la ciudad y el mar, convirtiéndola en un punto de interés turístico importante. Además, el Museo Catedralicio, ubicado en el contiguo antiguo edificio del Seminario, alberga una valiosa colección de arte sacro.
La Catedral de Cádiz no solo representa una joya arquitectónica, sino también un testimonio de la historia religiosa, cultural y artística de la ciudad, reflejando en sus muros la evolución de casi dos siglos de construcción.
